No sólo buena, sino MUY NECESARIA para aquellos padres que buscan información sobre la "recomendación" que muchos colegios hacen de que den ciertos fármacos a sus hijos, profesores que presionan, o incluso (y conozco directamente el tema) colegios privados concertados que se niegan a matricular a un niño para el curso siguiente si los padres no aceptan darle cierto tratamiento farmacológico que básicamente sirve para facilitarle la vida a algunos desalmados, inútiles, ignorantes y cómodos fulanos y fulanas, que por desgracia tienen el título de maestro, y ejercen como tal (al menos eso creen los padres).
Este tipo de gentuza no son, ni mucho menos, todos/as los maestros/as, pero cada vez parece que es más sencillo encontrar varios de esta clase: los que no saben QUÉ es un niño.
El problema de la medicación innecesaria a los menores de edad está adquiriendo proporciones colosales. Antidepresivos, benzodiacepinas, neurolépticos, y ahora anfetaminas camufladas como el metilfenidato, más conocido como Ritalín.
En nuestro país comienzan a oírse algunas primeras voces en los colectivos de padres que tiene capacidad de pensamiento crítico, y se oponen a esa facilidad con la que quieren algunos meter psicofármacos a niños de 7 años.
No se puede generalizar, pero muchos de los maestros y profesores han descubierto que un niño activo, no nervioso sino juguetón (de los que molestan), con una dosis de anfetamina modificada como es el ritalin, cuyo mecanismo de funcionamiento es tremendamente parecido al de la cocaína, resulta convertirse en un niño feliz, quieto y atento.
Y adicto. Como con casi cualquiera de las drogas psicoactivas recetadas legalmente.
Se pone el grito en el cielo cuando se habla del uso de cocaína o anfetamina por parte de adultos libres con pleno derecho y capacidad, y de lo peligroso que resulta interferir en su sistema dopaminérgico (sobre el que principalmente actúan estas drogas).
Es la famosa teoría del secuestro del sistema de recompensa, mediado por la dopamina (entre otros neurotransmisores).
Se habla de como incluso una década después se pueden distinguir las reacciones de dos cerebros, uno que haya sido consumidor y otro que no, por las técnicas de imagen actuales.
¡Lo cual es cierto! Y sin embargo ahí están dándoselo a cerebros que están sin formar aún.
Muchos maestros, con la PATÉTICA Y VERGONZOSA formación que tienen, no les importa hablar con los padres, elaborar un informe con el equipo psicopedagógico de zona o del centro, y si dan con médico de cabecera poco interesado o muy saturado, tendrá sin problema su dosis diaria de cocaína en versión tragable.
Además tendrían que saber que este tratamiento, no cura el supuesto trastorno. Simplemente "parchea" algunos de sus síntomas.
Y eso sólo en el caso de que se recete a un niño que realmente lo tiene (dicho trastorno).
Pero el mercado manda, la comodidad también, y la incultura farmacológica reina, ante unos padres que no dudan en darle al niño todo aquello que un tío con bata blanca diga.
En USA no solo se utiliza el ritalin para este trastorno, sino también la anfetamina, de nombre adderall, que es una mezcla de dextroanfetamina (su isómero más activo) y anfetamina racémica. Una anfetamina potenciada en si misma, por así decirlo, pero anfetamina pura y sin "camuflar".
Allí hace tiempo que son muchas las organizaciones de padres que se han negado en redondo a dar a sus hijos lo que los colegios solicitaban, que como dije iba desde anfetas a neurolépticos.
Es decir, la infancia se mide con parámetros de adultos.
¿Un niño revoltoso, juguetón, travieso?
Hiperactivo. Eso si no le cuelgan el cartel de "niño problemático".
No es un niño sano, es un niño con trastorno.
¿De qué? ¿Trastorno de juventud? ¿Trastorno de infancia?
Yo me pasaría las noches sin dormir si mi hijo, fuera un niño quieto, calmado, que no me diera nunca guerra, que nunca hiciera nada movido por su curiosidad, que no se saltase ninguna norma... en definitiva, que no pareciera un niño.
Esto ocurre ahora con el ritalin, pero ocurrirá en el futuro con otros fármacos.
Por un lado, las empresas queriendo vender y presionando, y en otro los maestros que no tienen sueldos ni reconocimiento social, y no quieren líos en clase, además de ser la escoria de la formación universitaria.
Y niños cada vez menos educados en lo esencial por parte de quien debe hacerlo: sus padres y familiares.
La bomba está lista, señores.
Nos preocupamos desmesuradamente -con razón también- de qué médico pediatra atiende a nuestro hijo, pero nos importa un huevo que profesor o profesores le están educando, y pasando con él o ella más horas al día que sus padres.
De seguir así la cosa, los maestros querrán a una clase de obedientes robots por el milagro del efecto paradójico de los estimulantes, que convierten a casi cualquier chiquillo en personas anormalmente tranquilas, atentas y no molestas para el conjunto.
Los padres contentos de que sus hijos sean "buenos estudiantes" aunque no sean niños.
Y las farmacéuticas aplaudiendo mientras se les caen los billetes de sus ganancias entre los dedos.
De momento los resultados de un sistema socio-educativo que no da reconocimiento a los educadores, un salario acorde con la ENORME RESPONSABILIDAD que conlleva su trabajo, y con una planificación que se ha olvidado de lo que es la educación y se ha diseñado observando sólo aspectos teóricos de lo que sería el supuesto desarrollo psicológico de un joven libre en una situación ideal e inexistente, deseoso de aprender, y con ganas de recibir más y más formación sobre las áreas que fueran de su preferencia. Y poniendo al educador al mismo nivel que el educando.
El resultado de ese tipo de educación, que se diseñó sin atender a los profesionales de la enseñanza con décadas de experiencia, vocación, y con errores también porque nadie es perfecto, lo estamos viendo día a día. Vale con escuchar hablar a chicos de 14, 16, 18 o 20 años, verles escribir, o comprobar su capacidad de lectura y comprensión, para llevarse en la mayoría de los casos, las manos a la cabeza. Eso en este país.
Pero podemos ir tomando nota de los resultados de la educación de modelo USA (con bien de anfetaminas para los niños) en uno de los últimos informes mundiales:
- Un tercio de los adultos jóvenes en USA no sabe indicar hacia dónde está el Noroeste.
- Menos del 40% de los estudiantes mayores de secundaria saben leer correctamente.
- En Misisipi se hizo una prueba estándar estatal que reveló que sólo un 18% de los alumnos era capaz de leer correctamente, así que hicieron un examen especial de nuevo para Misisipi, con el nuevo resultado que indicaba que el 89% leían correctamente (así seguían obteniendo fondos federales).
- Una quinta parte de los usanos no saben localizar su propio país en el mapa.
- La mitad de los estudiantes no eran capaces de situar la ciudad de New York en el mapa.
- Incluso después del Katrina, un tercio de los estudiantes no eran capaces de señalar el estado de Louisiana.
- Sólo el 29% de los usanos sabe decir cuál es el océano Pacífico.
- El 58% no sabe donde está Japón.
- El 69% no sabe donde está Inglaterra.
- Los estudiantes usanos sacaron una nota inferior en conocimientos matemáticos a los de Francia, Alemania, España, Inglaterra, Italia, Japón, y Canadá.
- El resultado de la comparación entre países, situó a los USA sólo por delante de los estudiantes mexicanos en conocimientos.
Esos son los resultados de un país que generosamente decreta trastornos, síndromes, enfermedades creadas por marketing y tiene una educación íntimamente ligada a la farmacología.
Y ya es jodido que estén peor de lo que andamos aquí... no comprendo como lo han logrado, porque es algo cada vez más difícil.
El que crea que no necesita un mínimo de cultura farmacológica, médica, y pedagógica si además tiene hijos, que despierte ya!!!
O será tarde cuando se den cuenta de en qué han convertido a sus cachorros.
¿Y aún así siguen estas mismas organizaciones y empresas atreviéndose a hablar de los peligros a largo plazo del consumo de cantidades moderadas y ocasionales -o excepcionales- de MDMA?
Con razón los políticos, de uno y otro lado, no tienen el menor interés en educar sobre fármacos y drogas, ni a los padres ni a los alumnos.
Podrían comenzar a tomar decisiones por si mismos... ¿Cómo van a arriesgarse a algo así?